La importancia del mantenimiento preventivo del vehículo

5 abril 2022

El mantenimiento preventivo del vehículo es aquel que anticipa los daños que pueden aparecer a causa del propio uso y del desgaste de los componentes. Se trata de una revisión que se puede realizar o bien cada cierto tiempo, o bien por kilometraje.

La intervención tendrá en cuenta los elementos más sensibles que forman parte de la seguridad del vehículo, como el sistema de frenos, de refrigeración, los componentes eléctricos o la suspensión.

La principal ventaja que conlleva es atajar con tiempo los deterioros del vehículo, cuando todavía son incipientes. Así se evitará que lleguen a convertirse en daños mayúsculos, más peligrosos y costosos de reparar. De no hacerlo, no solo ponemos en riesgo nuestra seguridad, también la vida útil y el rendimiento del vehículo.

En las especificaciones oficiales de cada vehículo se ofrecen datos sobre cuándo revisar el vehículo, de acuerdo con los kilómetros recorridos y otros parámetros. Aún así, existen una serie de generalidades que podemos transmitirte para que las tengas en cuenta.

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Mantenimiento preventivo del vehículo atendiendo al kilometraje

Lo más probable es que al llegar a los 5.000 Km todo vaya bien en nuestro vehículo, o al menos lo parezca. Aún así, es buen momento para realizar el cambio de aceite, así como del filtro de aire. También será oportuno comprobar la presión de los neumáticos. Debido a su funcionamiento imprevisible, chequear todas las luces también es de las comprobaciones que es mejor realizar más pronto que tarde.

Al completar los 10.000 km, aparte de volver a verificar todo lo anterior, podemos redondear nuestra revisión echando un ojo al embrague, al alternador y al sistema de arranque. Comprobar el estado del guardapolvos, la alineación y el balanceo y la rotación de las llantas nos ayudará a detectar si hay un desgaste dispar, lo que pondría en riesgo la estabilidad el vehículo.

Llegar a la cifra de 20.000 km recorridos es un momento crucial en el mantenimiento preventivo de vehículo. Si no lo hemos hecho antes, casi seguro que será necesario engrasar o cambiar los rodamientos de las llantas. Es posible que las pastillas de freno necesiten un reemplazo. A otros componentes, como los aceites de dirección, trasmisión y caja de marchas, casi seguro que también les tocará renovar. La batería puede que se esté agotando aunque aún no de señales de ello.

Cada 50.000 ó 60.000 km conviene no solo realizar las revisiones arriba mencionadas, a las que añadiremos sincronizar el motor de inyección o de carburador y ajustar la suspensión. Los amortiguadores se merecen especial atención, ya que se encargan de sostener el vehículo. Por eso, para garantizar la seguridad en carretera conviene revisarlos no más allá de los 60.000 km.

Llegados a los 100.000 km es hora de intervenciones aún más profundas. Nos referimos a chequear el motor por entero y sustituir la correa de distribución. La correa de distribución es la bestia negra del motor en caso de rotura, por lo que no exageramos si decimos que sustituirla a tiempo puede ahorrarnos cientos de euros.

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Prevenir es mejor que curar

En resumidas cuentas, llevar al día en mantenimiento preventivo del vehículo será garantía de seguridad al volante, durabilidad del propio automóvil, y a la larga, ahorro en lo que se denomina mantenimiento correctivo. En ese caso será el coche el que nos imponga visitar el taller, con la contrariedad que nos supondrá.

Algunas tareas de mantenimiento podrán ser realizadas por el propio propietario, como la revisión de la presión de los neumáticos y el sistema de alumbrado. Sin embargo, otros aspectos requerirán el uso de mano de obra especializada, es decir acudir a tu taller de confianza

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